LOS MEDIOS de expresión de las sociedades actuales, diseñados para que cualquier viso de intelectualidad sea contemplado como un atropello a ese sensacionalismo populista de los vendedores de humo, poseen como campo de acción un espectro baremado entre la estrategia del shock y la rauda y vacua retribución del show. Y es dentro de esos límites, en ese seno infestado de carcajadas histriónicas y desconcertantes gritos de pánico, donde se han desarrollado formas de interpretación tumefactas y falaces que el ciudadano, en su afán por situarse en aquello que acontece, ha alzado a la categoría de verdad unívoca.
DOBLE HOJA de la sociedad de la inmediatez: poder intercambiar todo tipo de información, pero sin haber reflexionado previamente sobre la valía de dicha información.
LA BELLEZA exige lentitud para mostrarse.
LA ÚNICA forma de saber dónde se encuentra la frágil y casi imperceptible frontera que divide intuición y fracaso es cruzándola muchas veces.
UN CUCHILLO recién afilado con la palabra amor grabada en la hoja.
EL NOMBRE de su enemigo debe tener un sabor formidable, pues nunca, bajo ninguna circunstancia, se lo quita de la boca.
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