PAUL RICOUER: «Más allá de esta penumbra, algunos sabios avanzan solitarios sobre el camino que conduce a la renuncia completa del lamento mismo. Ciertamente estos llegan a discernir en medio del sufrimiento un valor educativo y purgativo. Pero es necesario afirmar sin temor, que el sentido que de allí nace, no puede ser enseñado: éste no puede ser sino encontrado o re-encontrado,»
A PARTIR de entonces se dedicó a girar sobre sí mismo para encontrarse.
-¿A QUÉ ESTUDIOS dedicarás este invierno? -preguntó el maestro a su alumno mientras caminaban por los dorados campos de centeno.
-Me gustaría conocer mejor el movimiento de los astros, -dijo el alumno, -pero me temo que no podré hacerlo, pues en invierno la región siempre está nublada.
-El cielo nublado no supone problema alguno. Todo lo que debes saber sobre el movimiento de los astros está en ese hombre, -dijo el maestro, a la vez que señalaba la figura del único campesino que había en toda la plantación.
-No lo comprendo, señor, ¿acaso ese hombre es astrónomo? De ser así,¿por qué se dedica a un oficio tan duro como la tierra?
-Nada de eso, querido. Te equivocas. Ese hombres es un agricultor y, probablemente, ni siquiera conozca el nombre que nuestros antepasados dieron a las estrellas más visibles. Sin embargo, querido, yo no te hablé de ese hombre, sino de lo que está en ese hombre.
El alumno frunció el ceño y, al poco, suspiró:
-Discúlpeme, pero sigo sin comprender qué relación guarda esa figura que hay en la lejanía con las estrellas que cubren el cielo.
-No, no te disculpes y tampoco te esfuerzes por ver lo que mis pensamientos ven, -sentenció el maestro para, a continuación, añadir: -Sólo recuerda, querido, que las leyes que rigen los astros son las mismas que rigen la disposición de las semillas en el saco de ese hombre.
UNA CANCIÓN de cuna tras una máscara antigás
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