LLUEVE EN el mar;
en el vientre de Umiko
barcos floridos.
NI EL más fugaz de los silencios se repite dos veces en el mismo bosque.
CUALQUIER MANIFESTACIÓN de pensamiento que se haya emancipado de la doctrina regidora o, sencillamente, haya decidido polarizarse hasta adquirir una autonomía propia, interrumpirá con la presencia de su discurso la dialéctica de dominio de la doctrina regidora, por lo que, tarde o temprano, será intervenida mediante tres formas procedimentales básicas: 1) desprestigio, siempre y cuando el discurso, una vez desactivado y derribado, pueda emplearse por los órganos de propaganda como ejemplo de “lo que no hay que hacer.” 2)aniquilación, siempre y cuando la coherencia de los mantenedores del discurso autónomo propenda a “metastasear” las estructuras del sistema doctrinario. 3) reconversión, siempre y cuando los articuladores del discurso (emancipados o independientes) accedan, a través de medidas de coacción, a rehusar de sus planteamientos para fomentar, activa y públicamente, las “tenaces y positivas” fuerzas transformadoras del régimen. Asimismo, cabe destacar que este triple procedimiento interventor, al margen de las ideologías subyacentes en las doctrinas, es prácticamente invariable. Las diferencias que podamos observar responderán a los patrones sociales, culturales o económicos del periodo histórico que confrontemos, pues son estos patrones los que otorgan una fisonomía, más o menos traumática, a los elementos de poder en los que el hombre se encuentra inmerso desde que es hombre. Los regímenes totalitarios, por ejemplo, reconvierten, desprestigian o aniquilan discursos autónomos o autonomizados empleando la transgresión de la fisicidad por medio de la amenaza y la tortura. Los regímenes neoliberales, no obstante, activan sus mecanismos de desactivación, desprestigio y reconversión antes, incluso, de haber interceptado y evaluado una posible falla en su dialéctica de dominio, empleando estrategias mercadotécnicas que, ya desde los lechos educativos, son capaces de modificar el pensamiento más profundo de un hombre sin tocarle un centímetro de piel.
LOS ELOGIOS desmejoran con la sinceridad.
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