Sombra que por encima de mi sombra
vislumbras los cadáveres del tiempo,
translúcida membrana que divides
la piedra y el contorno de la estatua:
¿Acaso es más la luz cuando recala
en el párpado rojo de la adelfa
o es la luz de esta lámpara también
verdadera y precisa como el miedo?
Ancestral ramillete de difuntos,
ángel anochecido de la historia
cuyos ojos comprenden la tormenta,
vida que prima encima de la mía:
¿Cuántos recuerdos guarda el pensamiento
para que el cuerpo siempre cuerpo sea
y la forma del fruto siempre fruto?
Quizás he comprendido que nosotros,
buscando más allá de los dinteles
del palacio del tiempo indemorable,
inventamos tu nombre y tu morada,
la lámpara y la estatua, tu silencio.
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