CUANDO LLEGUEN los bárbaros al dique
y la oscuridad tiña vuestra tierra
de metales rojizos como el alba
estos pueblos caerán en la desgracia.
Estragadas las urnas, blasfemados
uno a uno los dioses en sus templos
la inclemencia será vuestro refugio
y el susurro del mar escolta y guía.
Muy tarde aceptaréis lo ya esperado
y en la noche del siglo que fenece
tocarán vuestras naves otros puertos,
sembrarán vuestras manos la tragedia.
Cuando las sombras sangren su silencio
y en el rojo horizonte del Egeo
contemplen los vigías negras velas
encomendaos al dios de los exilios.
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