EL LIBRO es un recipiente donde se apacigua el insondable mar del lenguaje.
EL JUICIO que es fruto del árbol de la ignorancia suele madurar durante la estación del resentimiento.
EL VIEJO pescador sabe leer el libro del piélago, el libro de las algas y los cardúmenes, el libro de los corales impregnados en sal y de la escama a la deriva en mitad del Atlántico. No obstante, si decides preguntarle qué mano trazó tal caligrafía, quién escribió el lenguaje de resacas y altamares, el viejo pescador ignorará tu pregunta y, después de un prolongado silencio, recogerá el sedal con el aplomo exacto de quien perpetúa un rito.
ENTRE EL rostro y la máscara reside la impenetrable voluntad del gesto.
LÚCIDAS SON las manos del orfebre
cuando forjan el oro de los astros.
SABIO ES aquel que entre su mente y sus palabras sólo interpone un delicado biombo de papel de arroz.
LA PRIMERA luz del día inaugura su canto en la garganta del gallo.
ALEJANDRO RODRÍGUEZ-REFOJO: Conocimiento intersticial. En el libro del tiempo hay páginas en blanco que debemos leer con atención. Una atención vacía que nos abra la puerta de las cosas.
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