viernes, 2 de noviembre de 2012

Apuntes XLVII







SOBRE LA nieve
el peso de la luna:
huellas de garza.





LA ROCHEFOUCAULD: «Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.» 





SÓLO A través de la forma del ouroboros la mente puede elevarse  sobre el signo de infinito para, una vez posicionada en perspectiva cenital, descubrir las resonancias simbólicas del cero.





ANTES DE que tuviera lugar el eclipse, mientras en los aljibes de la mirada no había caído la lluvia torrencial de los conceptos, recuerdo que la tristeza era la consecuencia de haber partido una cebolla blanca a la mitad.




EN LA llaga 
el ojo 
hunde
su visión,
negando
de la piedra
su templo

primero,
del cuerpo,

su giro
hacia la muerte.

Nadie ha vuelto
dices,
del lugar 
sagrado   
y florecer
no puede
de la herida

el agua,
         dices,
pero hay 
       agua
en el centro
de la herida
y hay 
    lugar
en cada huella.

Hunde
no tu ojo
en la visión,
observa
la muesca 
que ríos
y desiertos
otorgaron
a la piedra
              y,

con la flor
reseca
que vive
y muere
      y torna
a la galaxia,

húndete.

Advenimiento.





MANUEL SACRISTÁN: «Es muy claro que todo socialismo normal tiene que ser partidario de la democracia, mientras sea necesaria la organización política de la vida cotidiana, pero, por otra parte, un auténtico socialista tampoco puede ser un adorador de la democracia. La democracia es una forma de organización política, es decir, una forma de Estado, en sentido estricto, y a mí me parece que el socialismo radical, el socialismo en serio, tiene que conservar suficiente parentesco con el anarquismo, como para no considerar bien absoluto ninguna forma de Estado político, de Estado en sentido estricto.»

Apuntes XLVI



                                          





LLUEVE EN el mar;
en el vientre de Umiko
barcos floridos.




NI EL más fugaz de los silencios se repite dos veces en el mismo bosque.




CUALQUIER MANIFESTACIÓN de pensamiento que se haya emancipado de la doctrina regidora o, sencillamente, haya decidido polarizarse  hasta adquirir una autonomía propia, interrumpirá con la presencia de su discurso la dialéctica de dominio de la doctrina regidora, por lo que, tarde o temprano, será intervenida mediante tres formas procedimentales básicas: 1) desprestigio, siempre y cuando el discurso, una vez desactivado y derribado, pueda emplearse  por los órganos de propaganda como ejemplo de “lo que no hay que hacer.” 2)aniquilación, siempre y cuando la coherencia de los mantenedores del discurso autónomo propenda a “metastasear” las estructuras del sistema doctrinario. 3) reconversión, siempre y cuando los articuladores del discurso (emancipados o independientes) accedan, a través de medidas de coacción, a rehusar de sus planteamientos para fomentar, activa y públicamente, las “tenaces y positivas” fuerzas transformadoras del régimen. Asimismo, cabe destacar que este triple procedimiento interventor, al margen de las ideologías subyacentes en las doctrinas, es prácticamente invariable. Las diferencias que podamos observar responderán a los patrones sociales, culturales o económicos del periodo histórico que confrontemos, pues son estos patrones los que otorgan una fisonomía, más o menos traumática, a los elementos de poder en los que el hombre se encuentra inmerso desde que es hombre. Los regímenes totalitarios, por ejemplo, reconvierten, desprestigian o aniquilan discursos autónomos o autonomizados empleando la transgresión de la fisicidad por medio de la amenaza y la tortura. Los regímenes neoliberales, no obstante, activan sus mecanismos de desactivación,  desprestigio y reconversión antes, incluso, de haber interceptado y evaluado una posible falla en su dialéctica de dominio, empleando estrategias mercadotécnicas que, ya desde los lechos educativos, son capaces de modificar el pensamiento más profundo de un hombre sin tocarle un centímetro de piel. 




LOS ELOGIOS desmejoran con la sinceridad.

lunes, 29 de octubre de 2012

Apuntes XLV


                                         


UN ANIMAL devorado por el eco de su propio ladrido.





SE DISTANCIÓ tanto de sí mismo que incluso a dos palmos del espejo su imagen continuaba borrosa. 





QUE CADA día fuera como una de las múltiples lentes que componen un caleidoscopio. De este modo, al cabo de veinticuatro horas, descubriríamos una morfología totalmente nueva de las cosas, siendo aquello que se mantiene cotidianamente inmutable lo único reconocible por su situación en el espacio. Lo demás, incluso el hombre, no podría ser identificado, por lo que habitaríamos en un océano de estímulos apabullantes, convencidos de encontrarnos absolutamente solos en dicho mundo. Lo más probable es que nuestra existencia durara unos poco minutos de percepciones atroces. Aún así sería tiempo suficiente para que nuestra mente se preguntase qué diablos hay ahí fuera.

  




EL POETA debe afilar la luz que recae sobre la materia como si de un cuchillo se tratara.  





EN TU cocina
cerca de los cuencos
ríen las cebollas.



QUE DE entre siete mil millones de individuos cada uno posea una voz diferente y que, además, cada una de esas voces provenga de una forma de pensar única que nunca podrá ser idéntica a la de otro individuo, me conduce, cada día, a sentir una sensación de vértigo desconcertante: el abismo de lo heterogéneo. Y es ese abismo, esa condición divergente que forma parte de la esencia que constituye la humanidad, uno de los factores primordiales que, desde hace ya unos doscientos mil años, nos hemos empeñado en gestionar de la manera más equilibrada posible, sin saber, hasta hace relativamente poco tiempo, dónde se hallan los límites que nuestra condición, insalvablemente diferenciadora, nos impone como especie. 





NUESTROS ANCESTROS más antiguos se comunicaban en khoisán: la primera lengua de la humanidad, cuyas consonantes sonaban al peculiar "chasquido" que producen los besos.





EL POEMA como fruto del vino que deshilacha palabras.




SÓLO QUIERO morir un poco menos.

Apuntes XLIV





EL MIEDO es la intemperie del espíritu.






FLUYE HASTA que veas cómo caminan los ríos.






DICEN QUE habrá más de nueve mil millones de personas en el mundo en 2050 y, de acuerdo a los niveles de nutrición de hoy en día, esos nueve mil millones ingerirán comida como si fueran trece mil millones. La edad del Universos, hoy por hoy, se estima en trece mil millones de años, por lo que en el  2050, si con anterioridad a esta fecha no aniquilamos o somos aniquilados en gran medida, nuestra vorágine hará que cada hombre sea un año de la edad del Universo.   






ACRÓNOPOS DE Mégara: «...un escorpión nunca podrá alimentarse de halcones.»






LA OSCURIDAD me acoge entre sus signos.





CADA DÍA, durante años, he transitado un puente cuyos márgenes se encuentran custodiados por leones de piedra.  Los leones están cubiertos de líquenes y considerablemente carcomidos por el salitre del océano próximo. El paso del tiempo parece que les ha ido restando su condición felina para convertirlos en criaturas semejantes a esfinges del desierto. Desde hace unos dos años, también cada día, me cruzo en ese mismo puente con un muchacho de cabello largo, ojos claros y gesto demasiado serio para su edad. El muchacho, de unos veinte años, suele avanzar en dirección contraria a la mía y siempre con la vista clavada en tales criaturas. Su forma de mirar emana una calma extraña, paradójica en cuanto al grado de inquietud que implanta en el buen observador. No es habitual que un muchacho preste su atención a los mismos objetos durante dos años, siempre con un rictus idéntico en la cara. Me pregunto si tendrá una respuesta diferente para el acertijo planteado por la esfinge.




DENTRO DEL vaso
la frágil piel del sol
flota en silencio.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Apuntes XLIII








ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA: «...el poeta busca una moral de la imagen, un destino moral para sus imágenes.» 






LA SOLEDAD de un concepto que no obtuvo definición y al que ahora sólo le queda vagar por los idiomas, de lengua en lengua, mendigando un rincón de diccionario.





RECUERDA QUE sólo estás en una imagen de lo que eres.





ABANDONO UN libro (Diálogo de heteras de Luciano de Samósata) entre las frutas de un puesto del mercado y me aparto varios metros. Cuando se aproxima la hora del cierre veo una señora de edad muy avanzada que extiende su mano hacia el libro y lo coge. Seguidamente lo huele como si de una manzana se tratase y, después de cerciorarse de que nadie la está mirando, se lo lleva al bolso, satisfecha. Luego la anciana, con pasmosa serenidad, compra plátanos, aguacates y peras. Cuando sale del mercado introduce una mano en el bolso, saca el libro, se detiene para olerlo otra vez y, con un extraño gesto de repulsa, lo arroja a la primera papelera que encuentra. Los caminos del hombre son inescrutablesme digo, en tanto voy hasta la papelera y hundo mis manos en ella. No sin cierto apuro imagino lo que diría de mí un conocido o un pariente que me descubriese, en este momento, buscando un libro entre latas de cerveza, pañales de bebé y colillas; un libro en el que, además, sólo aparecen prostitutas.







FRANCISCO UMBRAL: «Estoy oyendo crecer a mi hijo.»






SU CORAZÓN se desenvuelve con la soltura de las garzas. 






DE IGUAL
a igual
transita, 
cuerpo,
EL 
cuerpo 
des
   truído 
de la espiga;


de igual
       a igual
pro
núnciala
y abre,
al 
filo
de la luz,
EL 
secreto
que,
de igual
a igual,
       rige
-piedra-
EL 
ávido
fondo
de lo ya,
para sí,
estéril.
     





CABRÍA IMAGINAR una religión que rinda culto a los espacios y que considere la luz como una divinidad; una religión cuyos fieles orasen con los ojos muy abiertos frente a estepas, valles, océanos, montañas... La arquitectura, en este nuevo culto, ocuparía el lugar de la blasfemia. Asimismo, palabras como ciudad, claustrofobia, ascensor o alcoba se encontrarían repletas de connotaciones infernales. El sacerdocio recaería sobre aquellos que nunca han necesitado un techo para vivir, especialmente en los vagabundos. Además, los hombres incapacitados para ver serían considerados místicos, ya que sólo ellos accederían al sentido oculto de la divinidad, siendo,  a su vez, los únicos que pueden dormir cerca de los bosques, en cabañas cuya altura nunca podrá superar la de los árboles.






FRANCISCO LEÓN: «Piensa en un planeta alejado a millones de años luz de cualquier otro. Piensa que ese planeta se separa de sus hermanos y viaja en solitario hacia las profundidades incognoscibles del universo, que arde en llamaradas mientras gira hacia el abismo en un ritual de auto-incineración fuera del alcance de los telescopios más insidiosos. Arde para sí mismo hasta agotarse como una vieja estrella gélida, abandonada en la oscuridad. Eso has de ser.»






UN ARMA es la prolongación más brutal de la soledad humana, por eso todos se alejan de quien está a punto de disparar.






VIVO EN un sexto piso. Cada piso tiene siete apartamentos numerados. Cada uno de los seis pisos es idéntico, al igual que cada puerta, la única diferencia son las letras y los números que hay grabados en las pequeñas placas que coronan los dinteles: desde el apartamento primero A hasta el séptimo G. Yo me encuentro en mi  apartamento, solo. Hasta hace dos años y medio vivía con tía Emily, pero ahora ella está muy vieja y vive en una residencia, lo bastante loca como haber adoptado como mascota un cojín. Es medianoche. Estoy en la cama desde las diez, en un incómodo estado de duermevela. De pronto un sonido punzante me devuelve a la vigilia. El sonido dura unos cinco segundos, pero como no puedo asociarlo a una fuente conocida, me sobresalto. Enciendo la pequeña lámpara. Busco mis gafas para cobrar seguridad sobre mis actos, para poder profundizar con la vista en la procedencia del desconcertante sonido. Después de unos treinta segundos vuelve esa punzada metálica y espesa. Mi imaginación estalla entonces impelida por el miedo. Un bebé que se ahoga en silencio. Una rata atrapada en una cañería. Un ladrón que intenta forzar la cerradura. Me incorporo de la cama y voy encendiendo todas las luces del apartamento. Luego enciendo la televisión y subo el volumen hasta el nivel sesenta. El sonido vuelve, con la misma intensidad, con la misma precisión que lo torna no identificable. Fugazmente pienso en los escalofriantes relatos de Poe, pero detengo las piruetas de mi imaginación y miro por la ventana, dentro de la nevera, en la boca del calentador, en los sumideros y los grifos del baño y la cocina... Nada. No encuentro nada que pueda provocar ese sonido tan ambiguo como terrorífico. Durante varias horas doy vueltas por mi apartamento. El sonido continua y continua, imperturbable. Al cabo, me derrumbo entre los cojines del sofá y, resignado, me dejo vencer por las tretas que la mente hilvana para caer en el sueño, aunque tales argumentos no tardan en desmoronarse cuando, justo antes de sucumbir, recuerdo el cierre hermético del recipiente de café y también la cabeza del pequeño yorkshire que, hace ya tres años, le escondí a tía Emily allí dentro.






-MAESTRO, HE oído decir que, a veces, la vida nos entrega una versión más luminosa de sí misma.

-¿Y al respecto tú qué dices?

-De niño, en la Península de las Garzas, fui muy dichoso. 

-Pues entonces esfuérzate, querido, para que la sombra más profunda que te conceda
 la vida sea esa, sólo esa.

Esa noche el maestro lloró.

lunes, 15 de octubre de 2012

Apuntes XLII


                                   




-¿Y SI las armas pudieran retractarse? -preguntó el alumno 
mientras se disponía a pelar una naranja con su cuchillo.

-Entonces las manos nos dejarían solos, -respondió el maestro.

Seguidamente la naranja cayó al suelo, intacta. 





CUANDO SE quitó la máscara dejó en ella sus ojos. Luego lo vio todo más claro.






AQUEL HOMBRE te puede derribar de un plumazo, lo cual dice mucho de su condición avícola.






GALLINAS AVENTANDO las cenizas de un muerto.





NO EMPLEES un mazo para derribarme, pues con un arma así no sólo reconocerás tu odio, sino que también estarás admitiendo mi extraordinaria dureza, mi edificada presencia, mi condición de ídolo. 





RESULTA MUY triste que ese hombre haya gritado tanto que su entumecida voz, hoy por hoy, rinda un tributo perfecto a la palabra barbarie. Y es que mientras sólo hablaba, el resto podía pensar o decidir su intervención, postular cierta perspectiva e, incluso, rebatir determinados puntos. No era, por decirlo de algún modo, grosero. Nadie tenía que llevar sus manos a las orejas o distanciarse varias decenas de metros o fantasear con mordazas. Ahora, sin embargo, sólo hay gritos semejantes a los que pueblan, a altas horas de la madrugada, ciertos mataderos municipales en los que la muerte, de pronto, se extiende como un presentimiento por el ganado. Ya no hay posibilidad de diálogo porque su voz, totalmente afónica, se ha vuelto ininteligible, repleta de tonalidades selváticas y aullidos simiescos que sólo significan que un animal atroz se ha cuajado en su mirada negra. Los que pasan cerca de la casa donde él continua gritando no piensan en un hombre, pues son incapaces de asociar ese barullo cavernario al sonido que emite una garganta humana. Por eso, cuando aquellos que lo conocieron se aproximan a su hogar, bajan la cabeza y guardan el silencio profundo de quien se sumerge en el recuerdo. También, de vez en cuando, alguno de ellos se deja atrapar por las redes emotivas de la falacia y, con la voz repleta de nostalgia, susurra: 
«Ay, lo que pudo haber sido.» 





SE CERRÓ de tal manera sobre sí mismo que acabó por morderse el corazón. 





TALMUD: «Ay del pueblo cuyos jueces tiene que ser juzgados.»







CUANDO LA estrechez de miras se instala en los ojos de un hombre, una simplificación drástica del mundo en el que vive no tarda en apoderarse de su conciencia. Demasiado cobarde como para aceptar la ingente cadena de hechos y acontecimientos de la que proviene y en la cual se encuentra inmerso, este hombre no dudará ni un segundo en responder con violencia ante cualquier complejidad que se le presente, pues dicha complejidad será considerada por su instinto de conservación como un ataque a ese paraje que su mirada abarca y que él, sumido en la completitud que su simplicidad le otorga, ve como si de un todo se tratase.





HAY MÁS verdad en lo que trata de decir un hombre que en aquello que finalmente dice. 





LA LUZ como religión de los espacios.  




jueves, 4 de octubre de 2012

Apuntes XLI






PERVERSIÓN DE los humildes: convencerse de ser los únicos que practican la humildad.




DOS HOMBRES que reprueban la existencia de otros y les atribuyen maneras y formas erróneas de vida. 


Dos hombres que recurren a conceptos semejantes a la idea de víctima para reforzar un aislamiento que nunca ha existido. 

Dos hombres que tratan de instaurar en su nicho social la creencia de que lo otro, aquello que sigue su propio cauce sin reprobar ningún otro cauce, es débil, ridículo, pasivo y sintomático de un mal profundo que proviene de las entrañas socioculturales. 

Dos hombres que se quejan de la pérdida de valores y que emplean esa queja para revalorizar su propia valía y así conciliar el sueño profundo del que se cree sobre la atalaya de la verdad unívoca. 

Dos hombres atados al potro del prejuicio, decidiendo lo bueno y lo malo sin saber que la más perniciosa de las simplicidades radica precisamente en los maniqueísmos. 

Dos hombres que creen haber vivido casi todo y que lo único que han hecho con esa creencia es edificar el coto de sus respectivas resignaciones. 

Dos hombres que quisieron ser otro hombre que ya era la provincia de otros. 

Dos hombres que, al fin y al cabo, son un sólo hombre irreconciliable, un enemigo de sí mismo bautizado bajo el signo de yo.       




EL FRÍO lo convenció de que la sangre no existe.




PODEMOS NEGAR con seguridad la existencia de Dios, pero jamás podremos negar su esencia, ya que ésta es producto del hombre que se rebela contra su propio fin. 





REPROBAR Y condenar el orgasmo, sacralizar hasta la veneración el éxtasis: norma inquebrantable del catolicismo. ¿Acaso saben los señores de la iglesia que, de lo contrario, incluso el hombre más burdo y simple sería un iluminado perpetuo, un místico de su propia corporeidad?





AQUEL QUE analiza un mapa y no palidece de miedo ante la infinitud de fronteras que hemos trazado está realmente perdido.




LA HILARANTE seriedad de los seres graves.

Apuntes XL







LOS MEDIOS de expresión de las sociedades actuales, diseñados para que cualquier viso de intelectualidad sea contemplado como un atropello a ese sensacionalismo populista de los vendedores de humo, poseen como campo de acción un espectro baremado entre la estrategia del shock y la rauda y vacua retribución del show. Y es  dentro de esos límites, en ese seno infestado de carcajadas histriónicas y desconcertantes gritos de pánico, donde se han desarrollado formas de interpretación tumefactas y falaces que el ciudadano, en su afán por situarse en aquello que acontece, ha alzado a la categoría de verdad unívoca.     




DOBLE HOJA de la sociedad de la inmediatez: poder intercambiar todo tipo de información, pero sin haber reflexionado previamente sobre la valía de dicha información.




LA BELLEZA exige lentitud para mostrarse.




LA ÚNICA forma de saber dónde se encuentra la frágil y casi imperceptible frontera que divide intuición y fracaso es cruzándola muchas veces.  






UN CUCHILLO recién afilado con la palabra amor grabada en la hoja.




EL NOMBRE de su enemigo debe tener un sabor formidable, pues nunca, bajo ninguna circunstancia, se lo quita de la boca.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Expresión fonénico-simbólica sobre sucesión de Fibonacci para Séismogrammes I y II de Henry ‬Pousseur






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RrrrAumAumAumAumAumAum

AumAumAumAumAumAumAum

AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum

AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum

AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum

AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumAum
AumAumAumAumAumAumMa

Apuntes XXXIX



SUFRIR NO puede convencernos. 




NOBLEZA DE la nostalgia: que las alas de la gratitud cobijen lo inolvidable.




ACTO DE insuperable crueldad: entregar al futuro un ser que, tarde o temprano, conocerá el frío.




AL MENOS una vez al día mirar a los hombres como si fueran desiertos.




MIENTRAS ELLOS buscaban una posición él tejía una estrategia. 




CIENTOS, MILES, millones de hombres reunidos en torno a un sólo fuego y hablando, sin parar, consigo mismos. Los diálogos, aquí, emergen por coincidencia entre monólogos, pero realmente nadie se dirige a nadie, nadie habla con nadie. Al cabo de un tiempo el fuego pierde fuerza, la profundidad de la noche se acentúa y crece el frío. Cientos, miles, millones de hombres amenazados por la inminente extinción del fuego, pero incapaces de cooperar entre ellos, incapaces de reavivar la hoguera.




EL DESEO exige, el amor dialoga.




CUANDO GASTEMOS todas las sonrisas cualquier gesto parecerá un despilfarro. 

Apuntes XXXVIII




LA CIUDAD es el escenario de un tránsito atroz que nadie ha logrado comprender. Ella planea tus pasos, dispone innumerables esquinas para recortar la voluntad de tu sombra, crea reductos para que tu sexo yazca tranquilamente y para que tu estómago calme su vorágine. La ciudad te entrega la torturada imagen de un mendigo como una amante te entrega un ramo de flores, esto es: para que no dejes de pensar en ella, para que siempre recuerdes su importancia. En la ciudad un hombre de gafas prepotentes te empuja una y otra vez, haciéndote cómplice de su propia mortalidad, y una mujer de voz aflautada y nalgas amarillas te reprocha acontecimientos que no conoces, blindada dentro del cubículo sucio de su estanco como un loro en su herrumbrosa jaula. Yo sólo quería un mechero, dices entonces, avergonzado, en tanto vuelves la vista a la calle, sí, la calle; porque la ciudad se llama ciudad en la distancia, con perspectiva, pues cuando uno se encuentra dentro de ella, entre sus cables roídos y sus olores a restaurante chino y mierda de perro, la denomina calle, así, llanamente, como si decir ciudad fuera un acto demasiado solemne, un exceso ridículo e impropio de nosotros, los hijos de vecino que compran periódicos y bebén café y se masturban entre comidas. Quizás eso de decir ciudad y no calle sólo puedan permitírselo los ricos potentados que pasan largas temporadas más allá de sus semáforos y zaguanes, en cruceros por el Adriático o en islas salpicadas de bronceado y semen. Y es que ellos, los señoritos, al poder recobrar cada poco la perspectiva sobre su propia ciudad, al no ser plenamente conscientes de la intemperie callejera, que tanto pesa en el hijo de vecino, pueden permitirse el lujo de hablarle de frente a la ciudad, cara a cara, pero con modales. Porque a la ciudad el reduccionismo de calle le resulta, por grande que sea la calle y pequeña que sea ella, una obscenidad propia de quinquis escandalosos, una falta de tacto, como llamar niño a un adolescente o puta a una puta. Y como es regla de siempre y conocimiento de todos que de lo que se da se recibe, la city, al recibir nuestra metonimia de suburbio, nos entrega su huracán de solares abruptos, sus gordas flebíticas, sus pasos de cebra, sus yonkis de piel oscura, sus vallas publicitarias, sus parkímetros reventados, su olor a sopa y chatarra. Porque la ciudad se venga y como venganza ella te prepara, a la vuelta de la esquina, un delito a punta de pistola, una violación de rellano o una vieja muerta en medio del asfalto a la que puedes observar y compadecer de la única forma que sabes, alegrándote de no ser tú el que se encuentra ahí, tendido a quince metros de un pan todavía caliente. 




LA INDIFERENCIA es el factor que en mayor medida la historia concede a los hombres.  




DESDE EL romanticismo el amanecer parece haber sido descartado como presupuesto estético en las diversas manifestaciones artísticas -incluso la famosa obra de Monet, «Impresión: sol naciente», transmite más crepúsculo que aurora. Tal es así que una especie de sentimiento de ocaso ha envuelto nuestra cultura desde entonces, como si olvidando la posibilidad de un nuevo día rindiésemos un tributo etimológico a este Occidente que no acaba de anochecer y que, desde su constante estado de tránsito, no puede más que engendrar patrones estéticos que se rigen precisamente por esa transitoriedad.




SI LA holgazanería no formara parte de la condición humana, todo el esfuerzo que necesita la violencia para concretarse en agresión sería aplicado constantemente entre los hombres. Ser holgazanes ha impedido que nos extingamos.





EL ÉXITO de la mentira radica en que es capaz de camuflar la vulnerabilidad de nuestros pensamientos.




-¿CUÁL ES el fin último del hombre, maestro?
-No tener fin.



EN LA gravedad del niño que juega en solitario se oculta la esperanza de otra humanidad posible.

Apuntes XXXVII




LA MENTIRA es experta en hacer funambulismo entre el cielo de la imaginación y el mar de la vergüenza.




EN LA barbarie de la inmediatez incluso la invisibilidad es motivo de acusación.




-TEMO EL paso del tiempo, -dijo el alumno a su maestro mientras contemplaban las fuertes lluvias del otoño.

-Yo también, -dijo el maestro. Al instante se levantó. Recogió con calma todas sus pertenencias y, en silencio, se marchó del monasterio para siempre.

La lluvia duró otros cinco días más.




EL TIEMPO es el sentido que las palabras necesitan para convertirse en enseñanzas.




HEIDEGER: «Hoy en día pensamos a menudo que estamos haciendo un honor especial a algo cuando decimos que es interesante. En realidad, con este juicio se ha degradado lo interesante al nivel de lo indiferente para, acto seguido, arrumbarlo a lo aburrido.»

Apuntes XXXVI





UN POEMA tiene que empujar al ocaso todo entendimiento y, a su vez, ya casi al final, proponer un amanecer único repleto de esperanza para tal entendimiento. 




EN LA decibilidad de su pensar reside la fuerza de su convicción. No es más que un charlatán.




UN GIGANTESCO animal de bronce con pulmones de diamante me ha acompañado a lo largo del día y de la noche. Ahora soy todo ojos. 




UN POEMA sin el ímpetu armónico de las esferas no es más que la confesión sibilina de un insensato.




LA CORTESÍA suele ser el procedimiento más práctico que el cobarde emplea para acomodarse.

jueves, 30 de agosto de 2012

Apuntes XXXV




EL PRESUNTO fracaso del sistema educativo no proviene del sistema en sí, sino de la desilusión de aquellos que quisieron ver en ese binomio el instrumento por el cual el humanismo puede perpetuarse. Y es que una educación sistematizada mediante una estructura taylorista que, manteniéndose fiel a sus orígenes prusianos, centra todos sus esfuerzos en la creación de productos competitivos, sólo podrá entender cualquier acto de humildad, sensibilidad o cooperación como un ataque, siendo descartado,  aislado y aniquilado de un tejido social que, en su superficie, se mueve en torno al espectáculo del éxito y, en su profundidad, en torno al mantenimiento de la soberanía empresarial.





CON EL logos se fundó la religión de los conceptos.





MICHEL FOUCAULT: «¿Puede extrañar que la prisión se asemeje a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, todos los cuales se asemejan a las prisiones?»




LA MÚSICA es el idioma que tiene el tiempo para hacer del aire una criatura inteligente.  





EN ESTA época repleta de ojos sólo la música se puede permitir el lujo de ser invisible y continuar existiendo.