lunes, 19 de noviembre de 2012

Apuntes LII


                                          





EN LA pieza escultórica La Catedral, de Rodin, el temblor coagulado de una letanía silenciosa nos condena, por medio del mármol, a la contemplación eterna. 






*




UN GESTO de caballerosidad con el idioma: cuando se trate de comas, que lo femenino pase primero.



*




LAS LÍNEAS que conforman la historia se ajironan cuando interpelamos sus más concretas y atroces consecuencias. Sentarse con las víctimas, hablar con ellas,  es comprobar que esas líneas se retuercen sobre sí, conformando embudos de conflictos irresolubles en los que la sangre primero,  el silencio después y, finalmente, el tiempo, han dado apariencia cerrada a lo que continua abierto y a la espera. La historia como sentina de líneas quebradas, como conjunto de abigarrados fragmentos que se acumulan y acumulan los unos sobre los otros hasta formar una montaña, un espacio concreto y apabullante que cada hombre debe llevar consigo en forma no de culpa, sino de conciencia.



*




EL POEMA que va en busca de la luz definitiva acabará encontrando el resplandor que antecede a su propia calcinación. No habrá tiempo más allá de las cenizas para él.



*




MÁS ALLÁ del umbral de la palabra, tras el enarbolado trazo de cada grafía, yace la razón profunda de su existencia: conspirar contra el olvido, cristalizando en forma de concepto el irrepetible soplo de lo que fluye hacia la nada.

Apuntes LI







CAUTELA, LECTOR de entrelíneas, o acabarás atribuyendo significado a lo que sólo es espacio vacío.




*




CUANDO SE fustiga la imagen de un hombre con el que tejimos vínculos de intimidad, el primer latigazo siempre va dirigido a la imagen profunda que de él poseemos, una imagen que nos pertenece, que hemos hecho nuestra y que, por ello, se encuentra imbricada, hasta la confusión, con lo que somos. Nos convertimos, sin saberlo, en depositarios del primer golpe, accediendo entonces a un dolor primario y profundo a través del cual reaccionamos con un grito de clemencia que nuestro ego transforma, incapaz de admitir tal devastación, en ese odio que da pie al ensañamiento.




*




SU TALENTO consistía en saber vislumbrar alteridades. 





*




LA FALACIA es uno de los estados más cómodos del pensamiento, pues es capaz de dotar de discurso y valentía incluso a la más burda de las ofensas.




*




¿ES POSIBLE encontrar árboles en los que nadie ha pensado todavía?





*




LA PRIMERA piedra del templo de la estupidez la colocan los hombres que necesitan tener siempre la última palabra.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Apuntes L






Las burdas manos del ego, forjadoras de monstruos.






¿Y si Platón, tras un impulso puramente humano, hubiera acometido el asesinato ideológico de Sócrates tergiversando cada una de sus palabras? ¿Y si realmente tenemos ante nosotros un pensamiento inverso, la imagen en negativo de un ídolo silencioso y distante? Continuar venerando a Sócrates sería, entonces, perpetrar un acto de venganza absoluta, pues abolido, desde su origen, el legado real del maestro, lo único que tendríamos por verdadero sería la oposición incontrastable a una verdad que, por ende, es inconstatable.  





Alza tu rostro
una gota de lluvia 
en Yoshiwara.





En el discurso que emplea como arma de reafirmación estrategias de autorreplanteamiento se activa la mecánica del contraste, mediante la cual se legitima la aparición en escena de una o varias tendencias de oposición, siendo tales tendencias las que hacen que el discurso primario, el que emplea su propia duda como arma, se posicione jerárquicamente con respecto a ellas, categorizándolas como si de derivaciones antitéticas se tratasen, lo que, a su vez, incrementa la posibilidad de obtener el asentamiento y la expansión que todo discurso humano persigue.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Apuntes XLIX







PAUL RICOUER: «Más allá de esta penumbra, algunos sabios avanzan solitarios sobre el camino que conduce a la renuncia completa del lamento mismo. Ciertamente estos llegan a discernir en medio del sufrimiento un valor educativo y purgativo. Pero es necesario afirmar sin temor, que el sentido que de allí nace, no puede ser enseñado: éste no puede ser sino encontrado o re-encontrado,»  






A PARTIR de entonces se dedicó a girar sobre sí mismo para encontrarse.






-¿A QUÉ ESTUDIOS dedicarás este invierno? -preguntó el maestro a su alumno mientras caminaban por los dorados campos de centeno. 

  -Me gustaría conocer mejor el movimiento de los astros, -dijo el alumno, -pero    me temo que no podré hacerlo, pues en invierno la región siempre está nublada. 

  -El cielo nublado no supone problema alguno. Todo lo que debes saber sobre el movimiento de los astros está en ese hombre, -dijo el maestro, a la vez que señalaba la figura del único campesino que había en toda la plantación.

  -No lo comprendo, señor, ¿acaso ese hombre es astrónomo? De ser así,¿por qué se dedica a un oficio tan duro como la tierra? 

  -Nada de eso, querido. Te equivocas. Ese hombres es un agricultor y, probablemente, ni siquiera conozca el nombre que nuestros antepasados dieron a las estrellas más visibles. Sin embargo, querido, yo no te hablé de ese hombre, sino de lo que está en ese hombre.

El alumno frunció el ceño y, al poco, suspiró:

  -Discúlpeme, pero sigo sin comprender qué relación guarda esa figura que hay en la lejanía con las estrellas que cubren el cielo.

  -No, no te disculpes y tampoco te esfuerzes por ver lo que mis pensamientos ven, -sentenció el maestro para, a continuación, añadir: -Sólo recuerda, querido, que las leyes que rigen los astros son las mismas que rigen la disposición de las semillas en el saco de ese hombre. 





UNA CANCIÓN de cuna tras una máscara antigás 

Apuntes XLVIII


                                          
                                                                                                            (sabiduría)




NIETZSCHE: «Hay que dudar mejor que Descartes.»





SI ESE cúmulo de negligencias que he cometido a lo largo del tiempo con el lenguaje no formara parte de mis hallazgos más íntimos, si no fuera capaz de sentirme orgulloso del daño que he infligido a las palabras y no me jactase de las aventuras del lingüista sádico que hay en mi interior, entonces, tanto mi saliva como mis dientes, pasando por cada una de las piezas que componen el repugnante instrumento fonador que reside en la garganta, habrían dejado de funcionar hace ya mucho tiempo, destuyéndose a si mismos al percibir cómo esa presencia virginal se corrompe por las cavidades de una anatomía que, en sus esfuerzo por decir, sólo logra articular un balbuceo cuyo sentido fue hace mucho estipulado.






  .   .

 (    )


(jabalí entre la niebla)




SÍ, CONSTRUIRSE una mente, tal y como dijo Valéry, pero hasta en sus más despistadas banalidades.





CUERDAS DE biwa
en el viento que danza
por los trigales.

Apuntes XLVII







SOBRE LA nieve
el peso de la luna:
huellas de garza.





LA ROCHEFOUCAULD: «Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.» 





SÓLO A través de la forma del ouroboros la mente puede elevarse  sobre el signo de infinito para, una vez posicionada en perspectiva cenital, descubrir las resonancias simbólicas del cero.





ANTES DE que tuviera lugar el eclipse, mientras en los aljibes de la mirada no había caído la lluvia torrencial de los conceptos, recuerdo que la tristeza era la consecuencia de haber partido una cebolla blanca a la mitad.




EN LA llaga 
el ojo 
hunde
su visión,
negando
de la piedra
su templo

primero,
del cuerpo,

su giro
hacia la muerte.

Nadie ha vuelto
dices,
del lugar 
sagrado   
y florecer
no puede
de la herida

el agua,
         dices,
pero hay 
       agua
en el centro
de la herida
y hay 
    lugar
en cada huella.

Hunde
no tu ojo
en la visión,
observa
la muesca 
que ríos
y desiertos
otorgaron
a la piedra
              y,

con la flor
reseca
que vive
y muere
      y torna
a la galaxia,

húndete.

Advenimiento.





MANUEL SACRISTÁN: «Es muy claro que todo socialismo normal tiene que ser partidario de la democracia, mientras sea necesaria la organización política de la vida cotidiana, pero, por otra parte, un auténtico socialista tampoco puede ser un adorador de la democracia. La democracia es una forma de organización política, es decir, una forma de Estado, en sentido estricto, y a mí me parece que el socialismo radical, el socialismo en serio, tiene que conservar suficiente parentesco con el anarquismo, como para no considerar bien absoluto ninguna forma de Estado político, de Estado en sentido estricto.»

Apuntes XLVI



                                          





LLUEVE EN el mar;
en el vientre de Umiko
barcos floridos.




NI EL más fugaz de los silencios se repite dos veces en el mismo bosque.




CUALQUIER MANIFESTACIÓN de pensamiento que se haya emancipado de la doctrina regidora o, sencillamente, haya decidido polarizarse  hasta adquirir una autonomía propia, interrumpirá con la presencia de su discurso la dialéctica de dominio de la doctrina regidora, por lo que, tarde o temprano, será intervenida mediante tres formas procedimentales básicas: 1) desprestigio, siempre y cuando el discurso, una vez desactivado y derribado, pueda emplearse  por los órganos de propaganda como ejemplo de “lo que no hay que hacer.” 2)aniquilación, siempre y cuando la coherencia de los mantenedores del discurso autónomo propenda a “metastasear” las estructuras del sistema doctrinario. 3) reconversión, siempre y cuando los articuladores del discurso (emancipados o independientes) accedan, a través de medidas de coacción, a rehusar de sus planteamientos para fomentar, activa y públicamente, las “tenaces y positivas” fuerzas transformadoras del régimen. Asimismo, cabe destacar que este triple procedimiento interventor, al margen de las ideologías subyacentes en las doctrinas, es prácticamente invariable. Las diferencias que podamos observar responderán a los patrones sociales, culturales o económicos del periodo histórico que confrontemos, pues son estos patrones los que otorgan una fisonomía, más o menos traumática, a los elementos de poder en los que el hombre se encuentra inmerso desde que es hombre. Los regímenes totalitarios, por ejemplo, reconvierten, desprestigian o aniquilan discursos autónomos o autonomizados empleando la transgresión de la fisicidad por medio de la amenaza y la tortura. Los regímenes neoliberales, no obstante, activan sus mecanismos de desactivación,  desprestigio y reconversión antes, incluso, de haber interceptado y evaluado una posible falla en su dialéctica de dominio, empleando estrategias mercadotécnicas que, ya desde los lechos educativos, son capaces de modificar el pensamiento más profundo de un hombre sin tocarle un centímetro de piel. 




LOS ELOGIOS desmejoran con la sinceridad.

lunes, 29 de octubre de 2012

Apuntes XLV


                                         


UN ANIMAL devorado por el eco de su propio ladrido.





SE DISTANCIÓ tanto de sí mismo que incluso a dos palmos del espejo su imagen continuaba borrosa. 





QUE CADA día fuera como una de las múltiples lentes que componen un caleidoscopio. De este modo, al cabo de veinticuatro horas, descubriríamos una morfología totalmente nueva de las cosas, siendo aquello que se mantiene cotidianamente inmutable lo único reconocible por su situación en el espacio. Lo demás, incluso el hombre, no podría ser identificado, por lo que habitaríamos en un océano de estímulos apabullantes, convencidos de encontrarnos absolutamente solos en dicho mundo. Lo más probable es que nuestra existencia durara unos poco minutos de percepciones atroces. Aún así sería tiempo suficiente para que nuestra mente se preguntase qué diablos hay ahí fuera.

  




EL POETA debe afilar la luz que recae sobre la materia como si de un cuchillo se tratara.  





EN TU cocina
cerca de los cuencos
ríen las cebollas.



QUE DE entre siete mil millones de individuos cada uno posea una voz diferente y que, además, cada una de esas voces provenga de una forma de pensar única que nunca podrá ser idéntica a la de otro individuo, me conduce, cada día, a sentir una sensación de vértigo desconcertante: el abismo de lo heterogéneo. Y es ese abismo, esa condición divergente que forma parte de la esencia que constituye la humanidad, uno de los factores primordiales que, desde hace ya unos doscientos mil años, nos hemos empeñado en gestionar de la manera más equilibrada posible, sin saber, hasta hace relativamente poco tiempo, dónde se hallan los límites que nuestra condición, insalvablemente diferenciadora, nos impone como especie. 





NUESTROS ANCESTROS más antiguos se comunicaban en khoisán: la primera lengua de la humanidad, cuyas consonantes sonaban al peculiar "chasquido" que producen los besos.





EL POEMA como fruto del vino que deshilacha palabras.




SÓLO QUIERO morir un poco menos.

Apuntes XLIV





EL MIEDO es la intemperie del espíritu.






FLUYE HASTA que veas cómo caminan los ríos.






DICEN QUE habrá más de nueve mil millones de personas en el mundo en 2050 y, de acuerdo a los niveles de nutrición de hoy en día, esos nueve mil millones ingerirán comida como si fueran trece mil millones. La edad del Universos, hoy por hoy, se estima en trece mil millones de años, por lo que en el  2050, si con anterioridad a esta fecha no aniquilamos o somos aniquilados en gran medida, nuestra vorágine hará que cada hombre sea un año de la edad del Universo.   






ACRÓNOPOS DE Mégara: «...un escorpión nunca podrá alimentarse de halcones.»






LA OSCURIDAD me acoge entre sus signos.





CADA DÍA, durante años, he transitado un puente cuyos márgenes se encuentran custodiados por leones de piedra.  Los leones están cubiertos de líquenes y considerablemente carcomidos por el salitre del océano próximo. El paso del tiempo parece que les ha ido restando su condición felina para convertirlos en criaturas semejantes a esfinges del desierto. Desde hace unos dos años, también cada día, me cruzo en ese mismo puente con un muchacho de cabello largo, ojos claros y gesto demasiado serio para su edad. El muchacho, de unos veinte años, suele avanzar en dirección contraria a la mía y siempre con la vista clavada en tales criaturas. Su forma de mirar emana una calma extraña, paradójica en cuanto al grado de inquietud que implanta en el buen observador. No es habitual que un muchacho preste su atención a los mismos objetos durante dos años, siempre con un rictus idéntico en la cara. Me pregunto si tendrá una respuesta diferente para el acertijo planteado por la esfinge.




DENTRO DEL vaso
la frágil piel del sol
flota en silencio.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Apuntes XLIII








ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA: «...el poeta busca una moral de la imagen, un destino moral para sus imágenes.» 






LA SOLEDAD de un concepto que no obtuvo definición y al que ahora sólo le queda vagar por los idiomas, de lengua en lengua, mendigando un rincón de diccionario.





RECUERDA QUE sólo estás en una imagen de lo que eres.





ABANDONO UN libro (Diálogo de heteras de Luciano de Samósata) entre las frutas de un puesto del mercado y me aparto varios metros. Cuando se aproxima la hora del cierre veo una señora de edad muy avanzada que extiende su mano hacia el libro y lo coge. Seguidamente lo huele como si de una manzana se tratase y, después de cerciorarse de que nadie la está mirando, se lo lleva al bolso, satisfecha. Luego la anciana, con pasmosa serenidad, compra plátanos, aguacates y peras. Cuando sale del mercado introduce una mano en el bolso, saca el libro, se detiene para olerlo otra vez y, con un extraño gesto de repulsa, lo arroja a la primera papelera que encuentra. Los caminos del hombre son inescrutablesme digo, en tanto voy hasta la papelera y hundo mis manos en ella. No sin cierto apuro imagino lo que diría de mí un conocido o un pariente que me descubriese, en este momento, buscando un libro entre latas de cerveza, pañales de bebé y colillas; un libro en el que, además, sólo aparecen prostitutas.







FRANCISCO UMBRAL: «Estoy oyendo crecer a mi hijo.»






SU CORAZÓN se desenvuelve con la soltura de las garzas. 






DE IGUAL
a igual
transita, 
cuerpo,
EL 
cuerpo 
des
   truído 
de la espiga;


de igual
       a igual
pro
núnciala
y abre,
al 
filo
de la luz,
EL 
secreto
que,
de igual
a igual,
       rige
-piedra-
EL 
ávido
fondo
de lo ya,
para sí,
estéril.
     





CABRÍA IMAGINAR una religión que rinda culto a los espacios y que considere la luz como una divinidad; una religión cuyos fieles orasen con los ojos muy abiertos frente a estepas, valles, océanos, montañas... La arquitectura, en este nuevo culto, ocuparía el lugar de la blasfemia. Asimismo, palabras como ciudad, claustrofobia, ascensor o alcoba se encontrarían repletas de connotaciones infernales. El sacerdocio recaería sobre aquellos que nunca han necesitado un techo para vivir, especialmente en los vagabundos. Además, los hombres incapacitados para ver serían considerados místicos, ya que sólo ellos accederían al sentido oculto de la divinidad, siendo,  a su vez, los únicos que pueden dormir cerca de los bosques, en cabañas cuya altura nunca podrá superar la de los árboles.






FRANCISCO LEÓN: «Piensa en un planeta alejado a millones de años luz de cualquier otro. Piensa que ese planeta se separa de sus hermanos y viaja en solitario hacia las profundidades incognoscibles del universo, que arde en llamaradas mientras gira hacia el abismo en un ritual de auto-incineración fuera del alcance de los telescopios más insidiosos. Arde para sí mismo hasta agotarse como una vieja estrella gélida, abandonada en la oscuridad. Eso has de ser.»






UN ARMA es la prolongación más brutal de la soledad humana, por eso todos se alejan de quien está a punto de disparar.






VIVO EN un sexto piso. Cada piso tiene siete apartamentos numerados. Cada uno de los seis pisos es idéntico, al igual que cada puerta, la única diferencia son las letras y los números que hay grabados en las pequeñas placas que coronan los dinteles: desde el apartamento primero A hasta el séptimo G. Yo me encuentro en mi  apartamento, solo. Hasta hace dos años y medio vivía con tía Emily, pero ahora ella está muy vieja y vive en una residencia, lo bastante loca como haber adoptado como mascota un cojín. Es medianoche. Estoy en la cama desde las diez, en un incómodo estado de duermevela. De pronto un sonido punzante me devuelve a la vigilia. El sonido dura unos cinco segundos, pero como no puedo asociarlo a una fuente conocida, me sobresalto. Enciendo la pequeña lámpara. Busco mis gafas para cobrar seguridad sobre mis actos, para poder profundizar con la vista en la procedencia del desconcertante sonido. Después de unos treinta segundos vuelve esa punzada metálica y espesa. Mi imaginación estalla entonces impelida por el miedo. Un bebé que se ahoga en silencio. Una rata atrapada en una cañería. Un ladrón que intenta forzar la cerradura. Me incorporo de la cama y voy encendiendo todas las luces del apartamento. Luego enciendo la televisión y subo el volumen hasta el nivel sesenta. El sonido vuelve, con la misma intensidad, con la misma precisión que lo torna no identificable. Fugazmente pienso en los escalofriantes relatos de Poe, pero detengo las piruetas de mi imaginación y miro por la ventana, dentro de la nevera, en la boca del calentador, en los sumideros y los grifos del baño y la cocina... Nada. No encuentro nada que pueda provocar ese sonido tan ambiguo como terrorífico. Durante varias horas doy vueltas por mi apartamento. El sonido continua y continua, imperturbable. Al cabo, me derrumbo entre los cojines del sofá y, resignado, me dejo vencer por las tretas que la mente hilvana para caer en el sueño, aunque tales argumentos no tardan en desmoronarse cuando, justo antes de sucumbir, recuerdo el cierre hermético del recipiente de café y también la cabeza del pequeño yorkshire que, hace ya tres años, le escondí a tía Emily allí dentro.






-MAESTRO, HE oído decir que, a veces, la vida nos entrega una versión más luminosa de sí misma.

-¿Y al respecto tú qué dices?

-De niño, en la Península de las Garzas, fui muy dichoso. 

-Pues entonces esfuérzate, querido, para que la sombra más profunda que te conceda
 la vida sea esa, sólo esa.

Esa noche el maestro lloró.

lunes, 15 de octubre de 2012

Apuntes XLII


                                   




-¿Y SI las armas pudieran retractarse? -preguntó el alumno 
mientras se disponía a pelar una naranja con su cuchillo.

-Entonces las manos nos dejarían solos, -respondió el maestro.

Seguidamente la naranja cayó al suelo, intacta. 





CUANDO SE quitó la máscara dejó en ella sus ojos. Luego lo vio todo más claro.






AQUEL HOMBRE te puede derribar de un plumazo, lo cual dice mucho de su condición avícola.






GALLINAS AVENTANDO las cenizas de un muerto.





NO EMPLEES un mazo para derribarme, pues con un arma así no sólo reconocerás tu odio, sino que también estarás admitiendo mi extraordinaria dureza, mi edificada presencia, mi condición de ídolo. 





RESULTA MUY triste que ese hombre haya gritado tanto que su entumecida voz, hoy por hoy, rinda un tributo perfecto a la palabra barbarie. Y es que mientras sólo hablaba, el resto podía pensar o decidir su intervención, postular cierta perspectiva e, incluso, rebatir determinados puntos. No era, por decirlo de algún modo, grosero. Nadie tenía que llevar sus manos a las orejas o distanciarse varias decenas de metros o fantasear con mordazas. Ahora, sin embargo, sólo hay gritos semejantes a los que pueblan, a altas horas de la madrugada, ciertos mataderos municipales en los que la muerte, de pronto, se extiende como un presentimiento por el ganado. Ya no hay posibilidad de diálogo porque su voz, totalmente afónica, se ha vuelto ininteligible, repleta de tonalidades selváticas y aullidos simiescos que sólo significan que un animal atroz se ha cuajado en su mirada negra. Los que pasan cerca de la casa donde él continua gritando no piensan en un hombre, pues son incapaces de asociar ese barullo cavernario al sonido que emite una garganta humana. Por eso, cuando aquellos que lo conocieron se aproximan a su hogar, bajan la cabeza y guardan el silencio profundo de quien se sumerge en el recuerdo. También, de vez en cuando, alguno de ellos se deja atrapar por las redes emotivas de la falacia y, con la voz repleta de nostalgia, susurra: 
«Ay, lo que pudo haber sido.» 





SE CERRÓ de tal manera sobre sí mismo que acabó por morderse el corazón. 





TALMUD: «Ay del pueblo cuyos jueces tiene que ser juzgados.»







CUANDO LA estrechez de miras se instala en los ojos de un hombre, una simplificación drástica del mundo en el que vive no tarda en apoderarse de su conciencia. Demasiado cobarde como para aceptar la ingente cadena de hechos y acontecimientos de la que proviene y en la cual se encuentra inmerso, este hombre no dudará ni un segundo en responder con violencia ante cualquier complejidad que se le presente, pues dicha complejidad será considerada por su instinto de conservación como un ataque a ese paraje que su mirada abarca y que él, sumido en la completitud que su simplicidad le otorga, ve como si de un todo se tratase.





HAY MÁS verdad en lo que trata de decir un hombre que en aquello que finalmente dice. 





LA LUZ como religión de los espacios.  




jueves, 4 de octubre de 2012

Apuntes XLI






PERVERSIÓN DE los humildes: convencerse de ser los únicos que practican la humildad.




DOS HOMBRES que reprueban la existencia de otros y les atribuyen maneras y formas erróneas de vida. 


Dos hombres que recurren a conceptos semejantes a la idea de víctima para reforzar un aislamiento que nunca ha existido. 

Dos hombres que tratan de instaurar en su nicho social la creencia de que lo otro, aquello que sigue su propio cauce sin reprobar ningún otro cauce, es débil, ridículo, pasivo y sintomático de un mal profundo que proviene de las entrañas socioculturales. 

Dos hombres que se quejan de la pérdida de valores y que emplean esa queja para revalorizar su propia valía y así conciliar el sueño profundo del que se cree sobre la atalaya de la verdad unívoca. 

Dos hombres atados al potro del prejuicio, decidiendo lo bueno y lo malo sin saber que la más perniciosa de las simplicidades radica precisamente en los maniqueísmos. 

Dos hombres que creen haber vivido casi todo y que lo único que han hecho con esa creencia es edificar el coto de sus respectivas resignaciones. 

Dos hombres que quisieron ser otro hombre que ya era la provincia de otros. 

Dos hombres que, al fin y al cabo, son un sólo hombre irreconciliable, un enemigo de sí mismo bautizado bajo el signo de yo.       




EL FRÍO lo convenció de que la sangre no existe.




PODEMOS NEGAR con seguridad la existencia de Dios, pero jamás podremos negar su esencia, ya que ésta es producto del hombre que se rebela contra su propio fin. 





REPROBAR Y condenar el orgasmo, sacralizar hasta la veneración el éxtasis: norma inquebrantable del catolicismo. ¿Acaso saben los señores de la iglesia que, de lo contrario, incluso el hombre más burdo y simple sería un iluminado perpetuo, un místico de su propia corporeidad?





AQUEL QUE analiza un mapa y no palidece de miedo ante la infinitud de fronteras que hemos trazado está realmente perdido.




LA HILARANTE seriedad de los seres graves.

Apuntes XL







LOS MEDIOS de expresión de las sociedades actuales, diseñados para que cualquier viso de intelectualidad sea contemplado como un atropello a ese sensacionalismo populista de los vendedores de humo, poseen como campo de acción un espectro baremado entre la estrategia del shock y la rauda y vacua retribución del show. Y es  dentro de esos límites, en ese seno infestado de carcajadas histriónicas y desconcertantes gritos de pánico, donde se han desarrollado formas de interpretación tumefactas y falaces que el ciudadano, en su afán por situarse en aquello que acontece, ha alzado a la categoría de verdad unívoca.     




DOBLE HOJA de la sociedad de la inmediatez: poder intercambiar todo tipo de información, pero sin haber reflexionado previamente sobre la valía de dicha información.




LA BELLEZA exige lentitud para mostrarse.




LA ÚNICA forma de saber dónde se encuentra la frágil y casi imperceptible frontera que divide intuición y fracaso es cruzándola muchas veces.  






UN CUCHILLO recién afilado con la palabra amor grabada en la hoja.




EL NOMBRE de su enemigo debe tener un sabor formidable, pues nunca, bajo ninguna circunstancia, se lo quita de la boca.