viernes, 6 de enero de 2012

Apuntes III


CUANDO DECIMOS que dos ideas son diametralmente opuestas reconocemos que ambas forman parte de un círculo común y, aunque éstas se encuentren separadas por distancias radiales extremas, es pertinente saber que ambas poseen el mismo centro: la pulsión del pensamiento crítico.




EL POEMA se encuentra en ese lugar donde permanecen los objetos más exóticos e ignorados de la mente.


ESTE DOMINGO parece descartar de su presupuesto de imágenes la posibilidad de lo ruinoso, de lo polvoriento, de lo vetusto, aunque en el paraje costero de roca volcánica contra el cual bate el mar descubrimos, ella y yo, una salina en desuso: tres amplias terrazas en cuyo interior, debido a la presencia centenaria del yodo, nada, salvo las grietas del abandono y la corrosión, crece. Después de un rato haciendo equilibrios en las tapias, jugando al funambulismo sobre esas ruinas que, aparentemente, no deberían existir en este día de luz pura, continuamos nuestro paso por el litoral. Encontramos promontorios de piedra negra, fortificaciones semiderruidas, silos que se alzan como gigantes cervantinos recubiertos de salitre y cercados por tarajales y tabaibas. Nos adentramos, ella y yo, en la memoria humana de esta costa abrupta, en los vestigios de aquello que, tiempo atrás, fue una próspera industria dedicada al tratamiento de sal. Hablamos, amparados por el batir del oleaje, de lo que nos rodea. Hablamos en pasado. Hablamos de las pequeñas historias que componen esta isla de contornos góticos y vegetación exuberante.


ELLA, SEMIDESNUDA junto al mar, alza el brazo y señala el horizonte:
–Los cargueros venían de África.
–Como el hombre originario.
–¿A qué te refieres?
–Al verdadero génesis.
–Yo me refiero al tráfico de sal.
–Al fin y al cabo todo proviene de las aguas y a ellas, en último término, aspira.


UN HERMOSO apunte de Mircea Eliade sobre las aguas: ...principio de lo indiferenciado y de lo virtual, fundamento de toda manifestación cósmica, receptáculo de todos los gérmenes, las aguas simbolizan la sustancia primordial de la que todas las formas nacen y a la que todas las formas vuelven por regresión o por cataclismo. Existieron en el comienzo y reaparecen al final de todo ciclo histórico o cósmico, existirán siempre, pero nunca solas, porque las aguas son siempre germinativas, encierran en su unidad indivisa las virtualidades de todas las formas.


LLEGUÉ AL altozano con polvo entre los dientes, tanteando espinos y arrayanes, mordiendo sin querer el tembloroso estambre del invierno: la flor cuya escarcha ha cubierto estanques, albercas y roquedos. El árbol que nutría las alturas con su oxígeno había desaparecido y antiguas palabras humilladas se amoldaban al paso del viento. Bajo el lago de rayos de la luna, en las ramas de enebro, una piel de cerasta, un vestigio de cuerpo resistía la inclemencia, zarandeándose como una guirnalda translúcida y salvaje en la fiesta de los muertos. La tomé en mis manos, la blandí y enarbolé y quise celebrarla por encima del viento humillante y de esta vieja tierra tumefacta. Celebrarla como un héroe que vence a la tormenta o como un dios, antiquísimo y cruel, que fundara su país contra invierno y basalto.


OFICIO TRANSPARENTE el de la amante
cuando su cuerpo alumbra la memoria.

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